visibilidad e iluminación


La visibilidad no consiste sólo en que todos los presentes puedan ver el área donde se desarrolla un rito, sino sobre todo en la sensación de que todos se sientan cercanos entre sí. La visibilidad se consigue con una adecuada distribución del espacio celebrativo y del lugar de la asamblea, pero también por medio de una buena iluminación, natural o artificial, que resalte aquello que se debe ver y favorezca la ambientación apropiada para cada celebración.

La luz tiene que verse no solo desde un punto de vista funcional y de seguridad, sino que también hay que considerar su simbolismo teológico que debe ser aprovechado para inspirar, para propiciar la concentración, la calma y el sosiego. Es importante utilizarla para realzar los elementos del templo de acuerdo a lo que es apropiado en distintas celebraciones y circunstancias.

Durante el día debe aprovecharse la luz natural, prescindiendo de la artificial. También conviene buscar la generación de energía solar, que es ecológicamente responsable, para su aprovechamiento durante la noche.

Los ingenieros de iluminación pueden sugerir opciones apropiadas para asegurar la producción de luz que mejor sirva en las diversas situaciones litúrgicas.